Categoría: Autocuidado

  • Agradar a la gente

    Complacer a la gente – Por qué nos perjudica querer complacer a todo el mundo

    Complacer a la gente es un término que describe cuando alguien quiere complacer a todo el mundo. Estas personas intentan satisfacer las expectativas de los demás sin prestar atención a sus propias necesidades. Suelen decir «sí» incluso cuando en realidad quieren decir «no». A primera vista, esto parece agradable y considerado. Pero, a la larga, este comportamiento puede ser malsano.

    ¿Qué hay detrás de Agradar a la Gente?

    A menudo hay miedos más profundos tras el deseo de complacer a todo el mundo. Muchas personas complacientes tienen miedo al rechazo o al conflicto. Quieren ser queridos y reconocidos, y creen que sólo pueden conseguirlo si son siempre amables y no causan problemas.

    Este comportamiento puede aprenderse ya en la infancia. Si de niños sólo recibíamos elogios cuando nos portábamos bien y nos conformábamos, esta pauta puede continuar en la edad adulta.

    Las consecuencias de complacer a la gente

    Si intentamos constantemente satisfacer las expectativas de los demás, nuestras propias necesidades se quedan en el camino.

    A menudo, esto hace que las personas que complacen a los demás estén agotadas o se sientan emocionalmente agotadas. Hacen mucho por los demás, pero a menudo no reciben el mismo reconocimiento a cambio. A largo plazo, esto puede provocar frustración e incluso depresión.

    Otro problema es que los complacientes no suelen ser auténticos. Fingen complacer a los demás y suprimen sus propios deseos y opiniones. Como resultado, se sienten vacíos por dentro o tienen la sensación de no ser ellos mismos.

    Cómo reconocer a las personas agradables

    Las personas que suelen «agradar a la gente» muestran un comportamiento típico:

    1. dicen que sí a todo, aunque no tengan tiempo o ganas.

    2. Tienen miedo al conflicto y evitan cualquier confrontación.

    3. buscan constantemente confirmación y se sienten mal cuando no la obtienen.

    4. anteponen las necesidades de los demás a las suyas propias y se sienten culpables cuando piensan en sí mismos.

    ¿Cómo puedes salir del patrón?

    El primer paso para superar la complacencia de la gente es reconocerla en primer lugar. Muchas personas ni siquiera se dan cuenta de que tienen este patrón porque les resulta completamente normal. Básicamente, todos deberíamos darnos cuenta de que no pasa nada por rechazar algo.

    Es importante que reconozcamos y respetemos nuestros propios límites. Esto no significa que de repente nos volvamos egoístas, sino que aprendamos a cuidar bien de nosotros mismos.

    Aquí tienes algunos consejos para dejar de complacer a la gente:

    1. establece límites claros: Piensa en lo que realmente quieres y aprende a decir «no» con amabilidad pero con firmeza.

    2. practica el autocuidado: asegúrate de dedicarte regularmente tiempo a ti misma y de hacer cosas que te hagan bien.

    3. acepta que no puedes complacer a todo el mundo: Es imposible complacer a todo el mundo, y eso está bien. No eres responsable de la felicidad de los demás.

    4. aprende a afrontar los conflictos: Los conflictos forman parte de la vida y es importante no tenerles miedo. A menudo incluso conducen a una mejor comunicación y a un mayor entendimiento.

    Conclusión

    Complacer a la gente puede parecer un rasgo amistoso a primera vista, pero a la larga nos perjudica.

    Es importante que aprendamos a reconocer nuestras propias necesidades y a no orientarnos constantemente hacia las expectativas de los demás.

    Un nivel saludable de autocuidado y de establecimiento de límites nos ayuda a llevar una vida plena y auténtica.

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  • Síndrome del impostor

    Cuando nos sentimos como un fraude

    ¿Has tenido alguna vez la sensación de que no mereces tu éxito? ¿O de que en algún momento «echarás a perder tu tapadera» porque los demás se den cuenta de que no eres tan bueno como creen?

    Es precisamente este sentimiento el que describe el Síndrome del Impostor. Significa que las personas sienten constantemente que no son lo bastante buenas, a pesar de sus éxitos y capacidades evidentes. Se sienten como «impostores» que no se han ganado su éxito.

    Los supuestos básicos negativos del Síndrome del Impostor

    El síndrome del impostor suele estar causado por creencias negativas profundamente arraigadas sobre uno mismo. Las personas que padecen este síndrome suelen tener pensamientos como

    – «En realidad no soy tan bueno como los demás creen».

    – «Tuve suerte».

    – «En algún momento, se dan cuenta de que no puedo hacer tanto».

    El papel de las emociones en el síndrome del impostor

    Estos pensamientos negativos conducen a emociones fuertes que pueden tensar la vida cotidiana:

    Miedo: El miedo a que los demás descubran la «verdad» sobre su supuesta incapacidad.

    Vergüenza: Sienten vergüenza porque piensan que no merecen su éxito.

    Estrés: Intentan constantemente conseguir aún más para demostrar a los demás (y a sí mismos) que son lo bastante buenos.

    La conexión entre el Síndrome del Impostor y la autoestima

    Las personas que experimentan el síndrome del impostor suelen tener baja autoestima. Miden su valía por lo que consiguen y por cómo les ven los demás. Pero la autoestima no debería depender de ser perfecto o de cumplir todas las expectativas. Nuestro valor como seres humanos es independiente de los éxitos externos. Si reforzamos nuestra autoestima, también podremos superar los pensamientos negativos del síndrome del impostor.

    Consejos y ejercicios para combatir el síndrome del impostor

    1. reconoce tus éxitos:

    Las personas con sentimientos de impostura suelen tender a minimizar sus éxitos. Un ejercicio que puede ayudar es llevar un diario de éxitos. Escribe cada día lo que has hecho bien. Esto te ayudará a reconocer mejor tus capacidades y logros.

    2. hablar de ello:

    Puede ser muy aliviador hablar con alguien sobre estos sentimientos. Ya sea con amigos, familiares o un coach, a menudo te das cuenta de que no estás solo. Muchas personas de éxito tienen dudas similares. Ayuda darse cuenta de que esos pensamientos son normales y no tienen nada que ver con la realidad.

    3. cuestiona tus pensamientos negativos:

    La próxima vez que pienses que sólo tienes suerte o que no eres lo suficientemente bueno, pregúntate: ¿Hay pruebas que lo demuestren? ¿O quizás hay muchas más pruebas de que tienes éxito gracias a tus habilidades? Date cuenta de que los pensamientos a menudo no son ciertos y de que puedes aprender a darles menos poder.

    4. trabaja tu autoestima:

    Un buen ejercicio para tener más autoestima es decirte cada día al menos tres cosas que valores de ti mismo, independientemente de los éxitos externos. Por ejemplo: «Soy empático», «Sé escuchar» o «Soy valiente». Estas cualidades te hacen valioso, no sólo lo que consigues.

    Conclusión

    El síndrome del impostor puede hacernos la vida difícil porque nos sume en una duda constante sobre nosotros mismos y en la ansiedad. Pero es importante comprender que no tiene nada que ver con la realidad, sino que surge de una baja autoestima. Si aprendemos a reconocer nuestros éxitos, a hablar abiertamente de nuestros sentimientos y a reforzar nuestra autoestima, podremos superar gradualmente el Síndrome del Impostor.

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